YAKISUGI, LA TÉCNICA NATURAL QUE QUEMA LA MADERA PARA AUMENTAR SU DURABILIDAD

La técnica Yakisugi, también conocida como Shou Sugi Ban, es una técnica tradicional japonesa que quema la madera para protegerla.

Sí, has leído bien, quemar para proteger. Parece contradictorio, lo sé, pero si sigues leyendo vas a ver que tiene bastante sentido.

Vamos a ello.

Cuándo se origina y por qué

Se cree que se empezó a poner en práctica durante el siglo XVIII. En ese momento, el comercio interior de Japón estaba en expansión, especialmente entre las islas de su mar interior. Dicho desarrollo trajo consigo la proliferación de las construcciones y la arquitectura costeras, al surgir la necesidad de dar respuesta habitacional a las familias que se asentaban en estos nuevos polos comerciales.

Entonces, los carpinteros japoneses, al darse cuenta de que el salitre y la humedad del clima estropeaban demasiado la madera, decidieron buscar una solución que les posibilitase mejorar la durabilidad de los tablones con los que trabajaban.

Así nació la técnica llamada Yakisugi, en japonés (焼杉), cuyo nombre se divide en la palabra Yaki, que significa “freír, asar, tratar térmicamente, calentar con fuego”, y en la palabra Sugi, que se traduce como “ciprés” (cryptomeria japonica) aunque a veces también podemos encontrarla traducida como “cedro japonés”.

Cómo se hace

Como ya habrás intuido, la madera que se ha utilizado tradicionalmente es el Sugi (杉), madera de ciprés japonés, aunque también se utilizan otras maderas como la de pino, la de abeto o la de cedro. 

Para aplicar la técnica la madera debe estar seca y cortada en tablas largas. Esto es lo primero que tenemos que saber. Dicho esto, veamos los pasos más importantes:

  1. Quemar la madera: el primer paso consiste en someter la madera a un proceso de carbonización mediante la aplicación de calor intenso. Esto se logra quemando la madera cuidadosamente hasta obtener una capa superficial carbonizada.
  2. Cepillar la madera carbonizada: una vez carbonizada, la capa superficial de la madera se cepilla cuidadosamente para eliminar cualquier impureza o irregularidad que pueda haber surgido durante el proceso de quema. Este paso garantiza una superficie lisa y uniforme, lista para recibir el tratamiento protector.
  3. Lavar la madera: después del cepillado, se procede a lavar minuciosamente la madera para eliminar los residuos resultantes de la carbonización. El lavado se realiza utilizando agua y, en ocasiones, otros productos naturales que ayudan a limpiar y descontaminar la madera de manera efectiva.
  4. Proteger la madera: una vez limpia y seca, la madera se somete a un proceso de protección para evitar su deterioro, preservar su apariencia natural e incluso resaltar sus vetas. Existen diversas opciones, aunque se recomienda preferentemente el uso de aceites naturales o lasures, que nutren y protegen la madera de forma sana y ecológica.
1. Quemar la madera; 2. Cepillar la madera carbonizada; 3. Lavar la madera; 4. Proteger la madera (se recomiendan aceites naturales como el de linaza)

El proceso artesanal y su evolución

  1. Se atan tres tablas con una cuerda o alambre resistente al fuego, con una cuña en cada esquina, formando una chimenea o conducto de forma triangular.
  2. Este conducto formado por tres tablas unidas se coloca sobre una chimenea o bien una bola de papel de periódico se enciende en su base, dando así comienzo el quemado de la madera. Primero aparecerá un humo blanco en el caso de que la madera no esté totalmente seca (es el agua que se evapora). Es decir, la quema comenzará realmente cuando el humo salga negro.
  3. La chimenea se quema durante varios minutos por un lado, luego se da la vuelta para que la carbonización sea homogénea a lo largo de los tablones.
  4. Pasados entre 7 y 10 minutos o cuando la madera haya sido carbonizada unos 3 o 4 mm de espesor, las tablas aún en llamas se desatan y se sumergen en agua para detener la combustión y enfriar la madera.
  5. Finalmente, se cepillan y se lijan las caras carbonizadas y se aplican productos naturales de protección.







Método Yakisugi aplicado por el arquitecto e historiador japonés Terunobu Fujimori

Sin embargo, hoy en día es más habitual realizar este proceso de carbonizado en hornos o con soplete industrial. Algunas opciones son:

  • Los tableros se queman uno por uno con un soplete de gas.
  • Los tablones se queman uno por uno o varios en un horno o en un incendio.
  • Los tablones se queman en serie en un horno cuyo operador controla la temperatura y el tiempo de combustión.
  • Los tablones se queman en serie en un horno cuya temperatura y tiempo de combustión son automáticos.



Aplicación de la técnica Yakisugi de forma industrial (con soplete de gas y manguera)

La capa carbonizada puede cepillarse o rasparse ligeramente en función del acabado final que deseemos. Se hace habitualmente con un cepillo de alambre y dependiendo del número de veces que se cepilla recibe un nombre u otro. Si el acabado final no se cepilla se llama Suyaki, si se cepilla una vez Gendai, y si se cepilla dos veces Pika-Pika.


Tipos de acabados y su clasificación

Durante el proceso de carbonización de la madera, la celulosa presente en la capa externa es consumida por completo, mientras que la lignina, componente resistente de la madera, permanece intacta. Al desaparecer la celulosa, que es la sustancia de la que se alimentan los organismos que atacan la madera, las piezas de madera resultan menos apetecibles. Esta es una de las razones por la que la madera carbonizada tiene una mayor durabilidad natural.

Y además de ofrecer protección frente a organismos xilófagos, la capa carbonizada actúa como una barrera repelente de agua y reduce el daño causado por la radiación solar. Por estas propiedades el yakisugi se considera una técnica idónea para revestimientos exteriores de madera.

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